El domingo sonaron los despertadores a las 7:30 y enseguida empezaron los sonidos de bostezos, de cuerpos revolviéndose en los sacos, de pies que tocan el suelo. Y entonces las quejas, los "ay" cada vez que una persona se ponía de pie y descubría músculos que no sabía que tenía. Desayuno con pan y yogur y fruta y galletas, mochila a la espalda, y rumbo a Olveiroa. Treinta y dos quilómetros por delante.
Pero fueron treinta y dos quilómetros tranquilos, de caminos en bosques que subían y bajaban pero solo un poco, y los pies parecía que iban ya solos, que la mochila había cogido inercia y nos iba empujando. Fue maravilloso llegar a la cima del Monte de Aro y ver un gran lago (el embalse de Fervenza), agua y verde siempre. Y conforme nos acercábamos al final íbamos más rápido, con ganas de llegar ya, de acabar de una vez.
El albergue estaba lleno y la hospitalera nos cedió una casita para nosotros solos. A las 7.30 nos dio sopa, pan y fruta. Los peregrinos comimos ávidos. Nos duchamos. Dormimos.
Por fin, la última etapa. Esta etapa empezó temprano, a las 5.30 de la mañana. Recogimos y comimos lo que nuestros estómagos aceptaban a esa hora. A las 6.30 en marcha.
Aún de noche, con linterna y sin farolas, metidos en caminos en bosques, subimos y subimos y vimos amanecer en una cima. De pronto habíamos hecho 10 km sin apenas darnos cuenta, como si fuésemos flotando aún en sueños.
Vimos el mar a lo lejos.
Bajar desde Hospital daba miedo. Caminos de tierra empinados llenos de piedras por los que hubo que bajar con cuidado, despacito y concentrados para evitar el despeñamiento. Bajamos, bajamos, bajamos y llegamos a Cee a las 11.30. Éramos cada vez más felices, ya en la costa, sabiendo que uno o dos cabos más allá estaba el final de todo. Paramos a comer en una playa y nos bañamos para abrir el apetito (en un agua fría, fría). A las 2 emprendimos la marcha de nuevo.
Y de pronto vimos Fisterra a lo lejos. Vimos el faro y pensamos que ya estaba, que ya nada nos podría parar.
A las 4 estábamos en el pueblo. A las 5 en el faro. A las 6 en el último autobús de vuelta a Santiago.
3.5.06
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6 tortugas:
Y lo hicisteis andando!!!! impresionada, claro
As 5:30... Si señora, que madrugadores andades feitos. Pois a ver se agora nos animamos e comezamos a facer mais cousiñas no monte. Que eu despois da noite en Cabo Vilan na tenda de campaña entroume mono.
Un biquiño!!
Emociones que quedan para toda la vida. Hubo que ganarlas y vale, vale la pena...Yo me quedé con el recuerdo de la ruta del Cares (como sabes, justo antes de conocer a tu padre), salir de la tienda temprano, subir a un montito, y ver prados y oir como segaban la hierba con la guadaña, zas, zas... Baño de mañana en el rio en agua igualmente gélida...Enhorabuena y besitos.
lo mejor de las escursiones son las comidas y las cenas y los desayunos.
Eso pienso, pero no sé si es pq ahora tengo hambre.
Pero es tan maravilloso sacar el bocata en medio de la naturaleza y comer y comer y comer pq el estomago está vacío pq has hecho ejercicio y te sientes en plena comunion espiritual con todo lo que la naturaleza te da (hasta con tu hambre, fijate tu)
Creo que iré a Fisterra.
Es la única forma de ponerme morena..
Por cierto, por qué coño me salen a mi los comentarios de forma tan rara?
Léndote éntranme ganas de coller unha mochila, as botas e lanzarme Unbe arriba (o monte que teño máis preto). Quizais o faga un día destes e quizáis saque máis fotos do Euskadi profundo ese que tanto nos gusta (ejem)... claro que agora xa será sen AX. Non sei se cheguei a contarche que hai case un mes nos dixo adeus para sempre. Snif.
Leitu.
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