El otro día en el autobús una adolescente hablaba por el móvil de sus planes para Fin de Año. Primero tuve un momento de pánico y descolocación temporal, preguntándome si no estaríamos en diciembre así sin avisar. Una vez consultada la agenda, ya no supe si era bueno o malo. Si era bueno que los adolescentes empiecen el curso planeando la Navidad, o si era malo no poder afirmar con certeza dónde voy a estar dentro de un mes.
Después recordé aquellos tiempos extraños en los que la vida discurría conforme a un camino marcado que un día de pronto se convirtió en campo abierto (o monte a través, más bien).
Y me gusta el monte, sí. Aunque siempre te sientes más seguro cuando encuentras un caminito entre los tojos.
27.10.09
Monte y metáforas
7:58 p. m.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 tortugas:
A mí me horroriza el monte
sólo que no sé cómo escapar de él
Publicar un comentario